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La adaptación de las tareas
Tras disponer de la máxima información sobre el alumnado, y una vez detectadas y analizadas las necesidades educativas, el siguiente paso consiste en hacer una propuesta de tareas adecuadas a dichas necesidades. Para ello deberemos analizar la tarea en estrecha relación con las características de cada individuo.
También el material y las instalaciones son factores importantes en el proceso de adecuación de las actividades de enseñanza-aprendizaje. Ruiz Sánchez (1994) propone en este sentido una interesante clasificación de estas adaptaciones.

Conocido el estilo de aprendizaje del alumno o alumna y su nivel de partida, el profesor deberá propiciar las estrategias de enseñanza-aprendizaje más oportunas. Así, se dará importancia a aquellos métodos que favorezcan la experiencia directa, la reflexión, la expresión y la comunicación.
Algunas adaptaciones de carácter general pueden concretarse en (CNREE, 1992; Gomendio, 2000; Ríos, 2003):
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Proponer diversos grados de dificultad y de ejecución de una misma tarea.
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Plantear actividades distintas para un mismo contenido.
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Equilibrar el diseño de actividades de gran grupo y pequeño grupo.
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No proponer actividades individualizadas al alumno que presenta dificultades de aprendizaje cuando el resto del grupo participa colectivamente.
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Proponer actividades de libre elección, donde el alumno elije el itinerario de tareas a lo largo de la sesión en función de sus capacidades.
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Emplear actividades motivadoras para todos y todas que supongan un reto y que aseguren la participación activa y efectiva.
Todo ello determinará el deseo de aprender, que se erige como un factor clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado con discapacidad
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