
A continuación pasaremos a identificar cuáles son los rasgos más idiosincrásicos de la organización escolar desde la perspectiva inclusiva (Marchesi, 1999; Ainscow, 2001; Arnaiz, 2003):
• Transformar la estructura vertical en estructuras horizontales, promoviendo las relaciones comunitarias colegiadas que faciliten la corresponsabilidad desde la autonomía y la colaboración.
• Conseguir un "profesionalismo interactivo" (Fullan y Hargreaves, 1997) consistente en facilitar la toma de decisiones consensuadas por parte de la comunidad educativa, desarrollando la capacidad reflexiva y crítica sobre la práctica docente, facilitando la innovación y el desarrollo profesional.
• Los centros escolares deben ser autónomos, adaptados a su entorno comunitario y a su alumnado, responsabilizándose de la educación mediante medidas descentralizadas en su gestión.
• La dirección de los centros también tiene que adaptarse a la realidad de la escuela inclusiva.
Se solicita un perfil de director que sea motor de cambio, es el denominado "liderazgo eficaz" (Ainscow, 2001) que supone enfoques "transformacionales" (que tratan de distribuir y potenciar el liderazgo) por encima de los "transaccionales" (basados en la tradición de la jerarquía y la supervisión).
Desde la organización, la innovación y el desarrollo profesional
Se trata de cambiar la cultura de los centros y que dicho cambio afecte a la totalidad de las estructuras del centro escolar. Para ello, debe existir el sentimiento de compartir un proyecto elaborado en común. Para finalizar, insistir en que para poder potenciar el cambio y que el centro escolar esté en proceso de transformación, es necesario que el profesorado desarrolle su capacidad de innovación y desarrollo profesional.
Por tanto, un maestro o maestra comprometido con la atención a la diversidad se caracterizará por:
1. No tener solo competencias didácticas y conocimientos para atender a la diversidad y, consecuentemente, a la gran variedad de estilos de aprendizaje, sino que además vayan acompañadas de un compromiso moral con la educación de todos y todas, compensando las desigualdades.
2. Ser reflexivo, crítico, investigador y transformador de su propia práctica profesional.
3. Que investiga y mejora su práctica docente, implicándose en la organización educativa de su centro y considera que la atención a la diversidad es una oportunidad para mejorar su práctica docente con el objetivo de promover mejoras educativas y sociales.
La escuela inclusiva propicia un cambio de enfoque que comporta auténticas transformaciones.
No se trata ya de que la escuela y la actividad educativa que se desarrolla dentro de ella se adapten para acoger a determinados alumnos.
Se trata de que la escuela se organice en función de los alumnos, de todos sus alumnos. (Puigdellívol, 2005, p. 1)
